Pilar Esteban, médica digestiva: «La mezcla de alcohol, azúcar y grasa favorece la distensión abdominal o el reflujo»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Pilar Esteban, médica especializada en Aparato Digestivo.

La experta recomienda salir a dar un paseo ligero o incrementar el consumo de infusiones para favorecer el proceso digestivo

30 dic 2024 . Actualizado a las 16:31 h.

Primero, segundo y tercer entrante. Con suerte, un solo plato principal. Postre, y el postre del postre. Todo ello, con pan y, quien no escuche las recomendaciones oficiales, también con alcohol. Así se resume un menú navideño en la actualidad y, como resulta lógico, las digestiones se ven enlentecidas. La doctora Pilar Esteban, médica especialista del Aparato Digestivo, explica el «cóctel explosivo» que suponen estas fiestas. 

—¿Qué síntomas indican que la digestión no va como debe?

—Los síntomas más frecuentes que los pacientes suelen referir suelen ser la pesadez abdominal, descrita como una sensación de plenitud o de estómago lleno, que suele ir acompañada también de una distensión abdominal secundaria. Es decir, sienten que el vientre o el abdomen está muy hinchado por una acumulación de gases, que en terreno médico conocemos como meteorismo intestinal. A veces, los pacientes tienen un exceso de eructos o de flatulencias, lo cual puede ser un signo de que la digestión se ha complicado, con un tránsito lento, o que haya ciertos alimentos que produzcan una fermentación a nivel intestinal y favorezcan un aumento de la producción de gases. Además, suele ser bastante habitual que haya pacientes que tengan sensación de ardor o de acidez —lo que llamamos pirosis—, que es una sensación de dolor retroesternal tipo quemazón, que puede subir o ascender hacia la boca. Pueden aparecer náuseas y vómitos ocasionales, que serían secundarios a una sobrecarga digestiva; así como dolor abdominal. 

—¿El ardor es lo mismo que el reflujo?

—Nosotros hablamos de reflujo gastroesofágico, o de enfermedad por reflujo gastroesofágico, cuando hay un retorno de contenido del estómago hacia el esófago. Esto ocurre cuando la unión entre el estómago y el esófago, o bien no se cierra completamente, o bien —porque el estómago está muy distendido debido a una comida muy abundante como es lo habitual en estas fiestas— se queda un poquito más abierto de la cuenta y permite el paso de contenido alimenticio con la secreción ácido-péptica. Por ello, los síntomas más comunes son el ardor o pirosis, a veces con un sabor ácido en la boca, o regurgitaciones. Esto quiere decir que la comida regresa a la boca y vuelve a ser deglutida. Estos síntomas de reflujo se agravan con comidas grasas, ácidas, con el exceso de alcohol o con cantidades muy abundantes, que precisamente es lo habitual de estas fechas. 

—¿Hay algo que el paciente pueda hacer para evitarlo más allá de un medicamento?

—Lo primero es intentar que las comidas no sean muy abundantes, es preferible que sean pequeñas  y varias veces al día. También hay que evitar ciertos alimentos que sean altos en grasas saturadas, azúcares simples o bebidas carbonatadas, pues tienen mucho exceso de gas. Pero, sobre todo, lo esencial es no comer y acostarse o ponerse en posición de cúbito supino, porque si lo haces, es más fácil que el contenido del estómago vuelva hacia el esófago. En este sentido, dar una caminata ligera después de comer, intentar estar un poco incorporado o esperar un rato para dormir la siesta son estrategias útiles. Hay pacientes, por ejemplo, que necesitan elevar el cabecero de la cama para evitar sobre todo el reflujo nocturno, o que no llevan prendas muy ajustadas, que dificulte o aumente la presión intra-abdominal y favorezca que el contenido alimentario suba hacia el esófago. 

—Alterar el ritmo de las comidas también puede afectar al tránsito intestinal. ¿Cuándo debe preocupar el estreñimiento?

—Desde el punto de vista médico, hablamos de estreñimiento cuando hay una disminución tanto del número de deposiciones, que puede ser cuando hay una deposición cada dos o tres días, o porque hay una alteración en la consistencia hacia unas deposiciones muy duras. Ambos síntomas, nos haría hablar de un estreñimiento. Ahora bien, las causas pueden ser muchas. Una de ellas, las más frecuente, es el tránsito lento; que haya una disminución en la motilidad colónica. Otras son la alteración en las maniobras defecatorias, o una larga lista de posibles enfermedades metabólicas, endocrinas y consumo de fármacos. Por tanto, el estudio del estreñimiento es un tema relativamente complejo que hay que individualizar, porque el abordaje y el enfoque pueden ser diferentes. Todos ellos pueden, en mayor o menor medida, beneficiarse de tratamientos laxantes, aunque hay que tener cuidado con la amplia variedad que hay en el mercado, ya que depende de su mecanismo de acción. No siempre todos valen para el mismo perfil de paciente y le van a dar el mejor resultado. 

—¿Qué tienen las comidas de esta época para que se hagan tan pesadas a nivel digestivo?

—Las comidas navideñas suelen ser muy pesadas. En primer lugar, porque hay un consumo muy alto de alcohol. Todas las comidas se acompañan con él.  Esto puede producir una irritación a nivel del estómago, relaja el esfínter esofágico inferior facilitando el reflujo y, además, si se acompaña de bebidas carbonatadas, puede favorecer la fermentación a nivel intestinal y generar muchos gases. Además, suelen ser preparaciones con un alto contenido en sal o condimentos, con muchas salsas, lo que puede favorecer la retención de líquidos, especialmente, en pacientes de patologías renales, cardiovasculares o hepáticas, a la par que generar mucha sensación de distensión abdominal, o de alteración en la vascularización periférica con piernas hinchadas. Hay alimentos muy altos en grasas saturadas, sobre todo, carnes, embutidos y salsas; así como en azúcares simples. Y fíjate, los dulces, como los turrones, por su alto contenido en azúcares simples, cuando el intestino no es capaz de absorberlo, pueden fermentar y producir una alteración del ritmo intestinal, con diarreas osmóticas y gases. Por su parte, las carnes grasas, además de que aumentan la secreción biliar y pancreática, pueden tardar más tiempo en digerirse y retrasar el vaciamiento gástrico. Por eso, los pacientes con patología esofágica tienen que masticar bien, ya que suele haber muchos episodios de impactaciones alimentarias. 

—Entre el alcohol, el azúcar y las grasas, tenemos una mezcla explosiva. 

—Sí. Es decir, el alcohol tiene un efecto tóxico evidente, lo cual de por sí ya condiciona y complica los procesos digestivos. Pero la mezcla de todos ellos en una misma comida favorece el enlentecimiento de la digestión, la distensión abdominal o el reflujo. 

—¿Qué piensa que es peor para el sistema digestivo: la cantidad de comida o la calidad?

—Todo influye. La clave está en encontrar un equilibrio entre la calidad y la cantidad. Comer en exceso puede generar una dilatación del estómago, algo que el paciente describe como dolor abdominal, pesadez o una digestión muy lenta. Pero es que además, si esto es debido a alimentos muy grasos, fritos y azucarados, la situación empeora. En pacientes con hernias de hiato, por ejemplo, todo ello favorece el reflujo y que refiera sintomatología. 

—¿Cuáles deben ser los pilares básicos de una buena digestión?

—Intentaría comer despacio en estas fiestas; masticar muy bien los alimentos facilita la digestión. También podemos intentar que los primeros platos no sean un exceso de pan, de hidratos de carbono muy copiosos, con fritos y mucha grasa. No abusar del pan, de mojar en las salsas. Podemos tomar embutido, pero no estar acompañándolo continuamente de hidratos. Por el contrario, me iría a un aperitivo un poco más ligero, como el marisco o crudités. Y luego, hay que moderar las porciones. Es decir, podemos comer de todo, pero la cantidad adecuada. Un poco de cada. Podemos tomar algo de frutas y verduras, porque la fibra que tienen favorece el tránsito intestinal, y hay que hidratarse con agua. No existe cantidad de alcohol saludable, pero si alguien va a beberlo, siempre le recomiendo que entre copa y copa tomen un vaso de agua, porque así no abusamos y evitamos que todo el líquido que tomemos sea alcohólico. Para favorecer la digestión, evitaría refrescos por el gas, y si después de las comidas, puedes salir a pasear un poco, sería perfecto.

—¿Existen alimentos que ayudan a la digestión?

—La piña tiene bromelina, enzimas digestivas naturales que ayudan a romper algunos enlaces, sobre todo, de alimentos con alto contenido proteico, lo que mejora la digestión. Por otra parte, no olvidemos que las verduras, cuando están en cremas, purés o cocidas, son más fáciles de procesar que las crudas. Otros que también pueden ayudar a la digestión son los yogures no edulcorados o el kéfir, pues mejoran nuestra microbiota intestinal; o los caldos y sopas, que al ser más ligeros, son más fáciles de digerir y contribuyen a la hidratación. 

—¿Tomarse una infusión después de comer tiene evidencia científica?

—Sí, hay algunas infusiones y extractos de plantas que son interesantes. Por ejemplo, la manzanilla tiene un efecto calmante antiinflamatorio. La menta relaja la musculatura digestiva y reduce la distensión abdominal. El jengibre tiene un efecto antiinflamatorio, mejora la motilidad gástrica y las náuseas. El hinojo combate los gases y reduce la distensión abdominal. El boldo puede estimular la digestión y la secreción biliar, por lo que es muy interesante para mejorar la absorción de ciertos alimentos con alto contenido de proteínas y grasas. Así que las infusiones pueden ser un buen remedio. Aparte, que si estoy bebiendo una, no estoy bebiendo otra cosa que sea contraproducente.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.