El Nobel presentó una novela sobre el hundimiento de un buque alemán por un submarino ruso Afirma Günter Grass que rechaza el axioma que equipara al escritor con la conciencia moral, que él sólo opina como ciudadano, pero ayer en Madrid, ante un auditorio entregado que le escuchaba en un silencio sepulcral, volvió a hacer gala de esa lucidez que le ha convertido en uno de los intelectuales más respetados, de esa ironía sarcástica con la que agita conciencias a golpe de evidencias.
Elena F. Palacios